viernes, 21 de noviembre de 2008

El placer de lo cotidiano

LLevo una semana de locos. No he parado y sólo he podido escribir el lunes. Qué desastre!. Pero hoy por fin es viernes y sobre todo un viernes de esos que precede a un auténtico fin de semana. Porque existen también los pseudo-fines de semana en que uno espera a que llegue el sábado y el domingo para hacer todas las cosas que no tuvo tiempo de hacer durante la semana. Así no hay quien se relaje! No es el caso, el fin de semana en puertas promete por los planes que tengo y porque afortunadamente durante la semana se han cerrado los temas pendientes. Aleluya!. Espero que mis expectativas se cumplan.

Cuando hay semanas cómo esta pasada una añora la “normalidad”. Quién me lo iba a decir. No quiero más sorpresas, ni cosas excepcionales por estupendas que sean…quiero unos horarios, ver la tele, comer en casa algún día, acostarme a una hora normal,poner la lavadora…NORMALIDAD. Y dentro de esta normalidad aprender a disfrutar de los placeres cotidianos. Aquellas “pequeñas cosas” que el vértigo del día a día no nos deja valorar, pero que para mí son la chispa de la vida (no todo el mérito iba a ser de la Coca-Cola!).

Por eso hoy voy a hacer mi lista de pequeños-grandes placeres cotidianos. Aunque incluso los días “normales” no puedo disfrutar de ellos, después de una semana cómo la pasada los añoro aún más.

El placer de…

Tomar un Cola-Cao bien caliente con galletas al llegar a casa, un día de mucho frío.
El olor de: Un café una tarde invernal, una chimenea los días de otoño en que empieza a hacer frío, el pan tostado los domingos por la mañana, la tierra mojada, las castañas asadas en la calle anunciando el otoño, el suavizante que impregna la ropa recién lavada, la lavanda y sobre todo...el olor de mis hijos cuando me los como a besos.
Dormir una mañana de domingo (ni me acuerdo de cuando fue la última vez que pude hacerlo....).
Comer un trocito de chocolate negro después del almuerzo o la cena (si es con pepitas tostadas mejor).
Regalarme algo porque me apetece.
Las cenas con los niños, ahora que Claudia se ha empeñado en que tenemos que cenar los cuatro juntos.
Los guisos de mi madre.
Una película que me haga llorar.
Una música que me haga temblar.
El silencio.
Escribir en el blog (descubierto recientemente).
Una ducha muy caliente.
Una conversación interminable con amigos, en noches que no “tienen tapia”.
Las cosquillas.
Los “Te quiero, mamaíta” de mis hijos.
Los cumpleaños (ajenos y el propio, que me gusta mucho una fiesta…)
Los masajes en los pies.
Una siesta en el sofá de casa sin niños alrededor.
Recibir una respuesta amable.
Una llamada de alguien con quien no hablaba desde hacia mucho tiempo.
Ver el entusiasmo de mi padre contándole un cuento a mis hijos.
Ver las caras de mis hijos escuchando el cuento.
Leer los comentarios en el blog (animaos!).
Ver una teleserie de hospitales tirada en el sofá (Urgencias, Anatomía de Grey, House, Hospital Central…si hasta me enganché a MIR)
El apacible sueño de los niños cuando me asomo a verlos antes de acostarme
Una “maceta” de tinto con blanca en un día de verano de mucho calor
Quitarme los tacones y ponerme las zapatillas
Meterme en la cama el día en que se han cambiado los sábanas
Ver escaparates
Sentir cómo se me van calentando los pies después de acostarme un día de invierno.
Estrenar algo.
Ensartar bolitas para hacer un collar, cuando los niños ya están dormidos, con una música que me apetece escuchar como “ruído” de fondo y una manta de pura lana sobre las piernas.
Ayudar a alguien.
Ver una película antigua que ya había visto y confirmar que me sigue pareciendo maravillosa. Y si es de llorar, volver a llorar.
Comprar frutos secos y alguna chuchería para el fin de semana.
Hacer un bizcocho.
Escuchar a Pablo y Claudia jugando y riéndose en el cuarto de al lado.

…mi lista no tendría fin. Me he convencido del encanto de lo cotidiano, porque no hay días monótonos sino personas que no saben ver la cara amable de la vida y disfrutarla. Lo tendré en cuenta la próxima vez que me queje, que un poquillo quejica si que soy.

Y ahora el placer de...escuchar esta canción.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Ayyy, yo tambien tengo ganas de que se me acaben los examenes y tener una semana normal, que las dos últimas me las he pasado en Sevilla practicamente. En fin que mañanaaa tenemos fiestuki y ya estan aquí las navidades!!!
Hasta mañana!!!

El jardín de Lulaila dijo...

Muchas gracias guapa, coincido en muchas de tus "pequeñas" cosas, e incluso sumo una más. Un comentario amable a las tantas de la noche de alguien encantador que me felicita en mi cumpleaños. Un beso muy fuerte y gracias. Lu

Anónimo dijo...

me parece preziosa esta entrada.. i si la lees kon serrat de fondo hasta me he emocionado!! sigue asi maca.. eres genial!