Luces y sombras

Hoy tenía pensado hablaros del día del libro y aprovechar para felicitar desde aquí a dos personas especiales que hoy están de cumpleaños. Pero lo voy a dejar para otro día, porque no estoy muy animosa. Desde anoche hay otro pensamiento alojado en mi cabeza y aunque con la rutina y el trabajo estoy distraída, de vez en cuando me acuerdo y siento un pellizco en el estómago…y en el corazón. Alguien próximo, a quien aprecio no sabéis cuanto, está pasando un mal momento por problemas de salud. Es alguien muy importante en la vida de Claudia, que siente absoluta adoración por ella. Es uno de sus referentes y tengo mucho que agradecerle por todo lo que ha hecho por mi hija. Ella nunca va a leer esto, pero me gustaría mandarle desde aquí todo el cariño, la admiración y la gratitud que siento hacia ella. Ojalá le pudiese llegar en forma de fuerza para salir adelante.

Siempre he sido muy sensible, pero desde que nacieron los niños el dolor ajeno y el miedo a la enfermedad me afectan muchísimo. Desde ayer estoy muy reflexiva (esto es muy mío), dándole vueltas a lo que importa y lo que no, a la fragilidad de las cosas, a que todo se mantiene en un equilibrio tan sutil, que la mayoría de las veces nos quejamos de puro vicio, por inercia, sin ser capaces de ver la suerte que tenemos. La vida son luces y sombras. Y a veces en esta vida de carreras y vértigo, la propia vida te obliga a frenar en seco. Sólo espero que las sombras de hoy, sean como un nubarrón en esta primavera y pase…rápido y sin regresar.

Y las luces, para ellas dos que hoy cumplen años. A una de ellas la quiero más allá del vínculo familiar. La otra es mi amiga del alma. Lourdes, Natalia…¡FELICIDADES!.

Mañana seguro que vuelvo más animada, todo habrá salido bien y sólo habrá luces.