Espejito, espejito...

Después de los intentos de algunas de desmontar mi imagen de niña buena a fuerza de mojitos, rones en buena compañía y búsqueda de asuntos turbios en mi pasado impoluto, hoy tengo ganas de enseñaros mi otro lado...Y aprovecho para decir que a mis años beberse una copa o dos y trasnochar de vez en cuando no sólo no encierra maldad alguna sino que es incluso recomendable para la salud.

A todos aquellos que duden de mi bondad infinita les diré que aunque soy buena por naturaleza hay días que me levanto y me siento...MALA. Y entonces me gusta ponerme frente al espejo y verme así. Espejito, espejito...



Con esta camiseta me siento ¡¡¡¡¡PODEROSA!!!!!

Además me ha permitido enfrentarme con fantasmas del pasado. Blancanieves y los siete enanitos fue la primera película que vi en el cine. Tenía dos años y medio y mi padre todavía recuerda como tuvo que sacarme de la sala raudo y veloz cuando rompí a llorar entre gritos al ver a aquella malvada madrastra convertida en bruja. Trauma superado. Hoy por hoy creo que la madrastra de Blancanieves es mi malvada favorita. Ni Cruela, ni la malvada bruja del oeste, ni la mismísima Alexis Carrington, que mira que me gusta. Blancanievas sería la más bella del reino, pero era la madrastra la que tenía el espejo por el mango. Como Mae West, la mejor puestas a ser malas malísimas y con un punto de glamour del que no pueden presumir otras malas.



(soy yo de espaldas).

Acabo de recordar que mi malvada favorita tuvo un triste final. Va a ser verdad que es mejor ser buena en esta vida. Como ellos...