Me siento rejuvenecer

No sé si os acordáis de una maravillosa película en la que Cary Grant andaba buscando el elixir de la juventud y que en castellano se llamó “Me siento rejuvenecer”. Pues hay días en que yo siento eso mismo y sin necesidad de ningún elixir. Suelen ser momentos puntuales en los que me sorprendo a mi misma con actitudes impropias de una “señora” de mi edad (lo que me recuerda que el lunes es mi cumpleaños y ya son unos cuantos añitos). Que me gustaran los Hombres G con 14 años era una cosa normal y hasta saludable, pero que algún día en el coche sintonice los 40 principales no sé si es preocupante. A lo mejor está bien conservar un ramalazo del adolescente que fuimos, pero sólo eso un ramalazo, que una ya no está para nadar por aguas tan turbulentas.



Me parece que ir cumpliendo años es una cosa maravillosa y hacerlo siendo consciente de cual es tu lugar en el mundo en cada momento, lo deseable. Es eso que llaman envejecer con dignidad. Será por eso que me resulta tan raro esta pérdida de rumbo y el rejuvenecimiento repentino que experimento de vez en cuando en cuanto a mis gustos musicales. No sufro estas regresiones en el tiempo cuando de películas, ropa o sitios a los que ir se trata. Con las películas se ha producido más bien el fenómeno contrario y ahora no soporto esas comedias románticas que en otros tiempos me creaban la obligación de ir al cine cada miércoles. Con la ropa tengo muy presente que si algún día me “disfrazara” de mi con 20 años sería el principio del fin, que todo tiene su momento y hay cosas que a estas alturas...pues no. Y con los sitios, en fin que todavía no voy a bares de puretas (¡qué no soy tan mayor!) pero tampoco me gusta verme rodeadas de “yogurines” que además tienen tan poco que ver con la “yogurina” que fuí (eran otros tiempos).

Con la música... es otra cosa. Que mis gustos musicales hayan evolucionado con los años es algo lógico. Ahora disfruto mucho más con la música clásica y el repertorio de mis favoritos en general es muy grande porque he tenido la oportunidad de conocer.Yo diría que sobre todo se ha ampliado mi universo musical. Pero como dice una amiga, estamos llenos de contradicciones. O si no, ¿cómo se explica que a mis años a veces hasta me emocione al oír alguna canción típica-tópica dirigida al público adolescente?. Es como si me quitara años de encima, como si de pronto volviera a ser uno de ellos (¡qué horror!). Me sale la vena macarra o la vena cándida, según el caso, y entonces no me importa si tengo los años que tengo o muchos menos. Me siento rejuvenecer a pesar de que esas letras de amor y desamor, de desengaños y amigas que engañan con el mejor amigo de la amiga del hermano, poco o nada tienen que ver ya conmigo. Hace 20 años esas canciones hablaban de mí, ahora afortunadamente no. Eso no quita (ahí va mi confesión de hoy)que a la tierna edad de 33 años le pidiera a los Reyes Magos que vienen de Oriente un disco del Canto del Loco que por supuesto me trajeron teniendo en cuenta lo buenísima que siempre soy. Además y como mis hijos ya le van cogiendo gusto a esto de cantar las canciones de moda ahora tengo la excusa perfecta para poner esas canciones en el coche sin que me de vergüenza (incluyendo duetos pastelosos como el Baute-Sánchez que seguro no habéis oído este verano). Pero que conste que lo hago por los niños…

Se admiten críticas y cambios de opinión sobre mi persona después del discurso de hoy. Alguno estará temblando de pensar cual va a ser mi selección musical del día. Tranquilos. A pesar de lo que he contado estoy en el buen camino y este fin de semana y como terapia de choque me voy a escuchar en vivo y en directo a doña Ute Lemper, que a ella nunca la pondrán en los 40. No creo que con 15 años hubiera cambiado un disco suyo por mis discos de Eros Ramazotti. Va a ser que estoy madurando…




PD: La semana que viene no sólo empieza con un aniversario sino que además termina con otro, hasta aquí puedo leer…