Delicatessen

Porque el buen perfume viene en frasco pequeño. Porque si tengo que escoger entre una berlina y un utilitario elegiría lo segundo. Porque los liliputienses y Pulgarcito siempre me resultaron simpáticos. Porque de pequeña alucinaba con el Ibertren de mi padre. Porque la alta cocina en miniatura me parece un arte (por favor, que no se rían los que hayan comido mis croquetas, al final una se vuelve práctica y se imponen las prisas). Porque, como Ricitos de Oro, me habría bebido la leche del tazón pequeño. Porque hasta que el tomate Raf apareció en mi vida era fan del tomate Cherry. A lo mejor es que un mundo "chiquitito" se ajusta más a mi escala y eso me da seguridad (el psicoanálsis encontraría otra justificación a mi gusto por las cosas pequeñas).



¿Caballo grande, ande o no ande?. Ni andando lo quiero. Las cosas pequeñas son más sutiles. Delicadas. Hermosas. Concentran la belleza.



El viernes, petit déjeuner en el Laboratorio.



Espero que vengáis con hambre. Tenéis que ayudarme a acabar con lo que hay aquí dentro. Y ya se sabe que si las raciones son pequeñas...¡hay que repetir!.


Una serenata que de piccolissima solo tiene el nombre.