Hace un tiempo una buena amiga me comentaba lo curioso que le resultaba las pocas mujeres arquitectos conocidas que había.Si nos preguntan por arquitectos prestigiosos se nos vendrán a la cabeza un montón de nombres casi todos ellos masculinos. De hecho, con anterioridad al siglo XX sólo hay constancia en la historia europea de una mujer arquitecto, una monja que trabajó en Roma en el siglo XVII, de nombre Plautilla Bricci.
En el siglo XX con sus importantes conquistas en materia de integración social fue posible que mujeres arquitectos desarrollaran una importante pero prácticamente desconocida obra. Y este desconocimiento de su trabajo es en la mayoría de los casos la consecuencia de su eclipsamiento por parte de sus compañeros o mentores hombres, que se han llevado la gloria y el reconocimiento, dejándolas en la sombra y el anonimato.
¿Qué por qué os cuento esto?. Porque hacía mucho tiempo que un libro no me entusiasmaba tanto como para leerlo, consultarlo, repasar lo que ya leí, apagar la luz y seguir pensando en lo que he leído...todas las noches (confieso que el entusiasmo depende del cansancio e intensidad del día). Por eso soy una pesada y os enseño otra vez el que es mi libro de cabecera últimamente:
Heroínas del espacio. Mujeres arquitectos en el Movimiento Moderno
Supongo que el que me haya enganchado de esta manera tiene que ver con que en él se hable de muchas cosas que me gustan: Arquitectura, años 20 y vanguardias artísticas, mujeres, interesantes vidas ajenas...La apasionante vida de cuatro arquitectas en el Movimiento Moderno, en un momento histórico donde a las mujeres todavía se les cerraban muchas puertas y sólo se les permitía moverse en el terreno de lo doméstico y la artesanía. Si os hablo de Eileen Gray puede que la conozcáis, más por sus diseños de mobiliario que por su obra arquitectónica. Si os cito a Lily Reich, Grete Schütte-Lihotzky o Charlotte Perriand (tengo especial debilidad por ella, de quien dicen que trajo la modernidad al diseño de mobiliario e interiores al estudio de los Le Corbusier), seguramente ni os suenen, aunque sean sobradamente conocidas las figuras masculinas a las que estuvieron ligadas sus carreras (Mies van der Rohe, Ernst May y Le Corbusier).
Las cuatro tienen una obra arquitectónica lo suficientemente valiosa y compleja como para ser reconocidas. Las cuatro lo tuvieron muy difícil al comenzar sus carreras en un momento donde para que nos hagamos una idea incluso en la "moderna" Bahuaus había talleres específicos para el género femenino y se seguía una política interna de lo más convencional con respecto a las mujeres. Y las cuatro "heroínas" del libro no son las únicas. Hay otros muchos ejemplos de mujeres que han quedado en la sombra mientras que sus "acompañantes" masculinos se llevaban todos los honores. Que no digo yo que ellos no los merecieran, pero sí quizás que estos honores debieran ser compartidos.
No soporto la discriminación positiva. Y no me gusta porque es tan injusta como el más exasperante de los machismos.Digo esto porque no quiero que penséis que el libro está en la línea del alegato feminista (si lo estuviera seguramente no me habría
gustado nada). Pero el libro si que pone las cosas en su sitio, o al menos las da a conocer porque afortunadamente en su sitio ya estaban puestas aunque algunos no nos hubiésemos enterado.
¿Qué detrás de cada gran hombre hay una gran mujer?. ¿Y por qué no delante?. O como sucede otras veces, y esto me gusta más, ¿por qué no a su lado?
Sólo me queda decir una cosa: Charles-Edouard, aunque sólo sea por alusiones, manifiéstate...
lunes, 1 de febrero de 2010
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8 comentarios:
Me gusta el cambio de la preposición detrás por al lado, comparto la pasión por las mujeres de bandera con historias que contar y dignas de admiración.
que sepas que he vuelto para seguir comentandote encantadísima!
besos!
PD: no he superado mi adicción al jade, algo tendré que hacer!
Yo tampoco soporto la discriminación positiva, y lo peor es que me toca verla muy a menudo, muy de cerca y trabajar con ella... es absolutamente injusto
Te recomiendo un libro, Historias de Mujeres, de Rosa Montero (tiene años), me encantó. Besos
Charlotte Perriand me tiene obsesionada, cuanto más me documento sobre ella más me entusiasma, me siento muy identificada con ella.
No sabes lo que esperaba esta entrada uy...esto significa que ya terminado el libro, ya me lo puedes dejar, no???
Mejor: a su lado, ni detrás ni delante, a su lado a mi lado, mucho más constructivo.
Besos.
Me gustan ese tipo de libros.
Hay mucho que aprender de esas mujeres.
Besitos.
Me hubiera encantado vivir en los románticos 20... de no haber sido por tanto humo everywhere!
Me encanta ser mujer
bss
;-)
¡Qué habría hecho yo sin la Perriand!
Sin embargo la señora Gray me resultó un poco susceptible; total, por pintarle unas paredes en la casa E-1027... con lo bien que yo pinto...
Bueno, ya que estoy en Cap Martin, me voy a dar un bañito en el mar, aunque no me encuentro muy bien...
Me temo que Charles Édouard no va a volver a comentar ni en este ni en otros blogs de su interés. Se quedó en el agua.
Ahora me toca a mí.
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