Que por qué me gusta la lluvia...

Es que en sentido estricto no me gusta. Me pone tristona.Son ya muchos días sin que la lluvia nos abandone. Y en el sur esto es tan... ¡raro!. No hace falta ser muy observador para darse cuenta de que tantos días seguidos de oscuridad nos afecta hasta el ánimo y andamos todos un poquito faltos de fuelle.

No le veo el lado romántico a eso de correr bajo la lluvia. No me gusta mojarme, ser uno con la naturaleza y que la lluvia me empape...nooooo!!!!!!!. Y me resulta incómodo y molesto conducir lloviendo.Y detesto luchar contra ese agua-viento que te vuelve el paraguas del revés. Y odio tener las luces encendidas todo el día. Y eso sin mencionar la cantidad ingente de ropa acumulada a la espera de una tregua para poder lavarla y que se seque.

Eso sí,al menos he redescubierto el lado gamberro y divertido de la lluvia: Saltar de charco en charco. Caminar después de la tormenta sin pensar en llegar a casa con los zapatos calados y los pies chorreando.




¿Que por qué me gusta la lluvia? Aunque mis botas y el olor de la tierra mojada me reconcilia con las borrascas, creo que lo único que de verdad me gusta de la lluvia es que al final...siempre sale el SOL. Como saldrá en este Laboratorio anunciando la primavera después de que una lluvia de rebajas lo inunde desde el próximo viernes 15 hasta el 28 de febrero.Buen momento para ponerse las botas, a la espera de días soleados cargados de nuevos experimentos.

Y sí, hoy está lloviendo otra vez. Y yo con las botas puestas...