Drink me, drink me (Alicia IX)

Para miss Peladilla, porque ella es el glamour de la Navidad

Seguro que al leer el título de esta entrada habéis pensado en lo pesada que estoy esta semana con las entregas de la colección ALICIA y en que seguramente hoy iba a enseñaros algo como esto:



Otro modelo de la colección disponible con las bolas de cristal facetado en tres colores: Azul marino, ámbar y verde botella (muy oscuro). Seguimos con el 10% de descuento y os advierto que hasta el día 8 todavía os quedan algunos otros modelos que ver.

En realidad y a pesar de haberos asaltado con esas botellitas que tentaron a Alicia con su Drink me, la protagonista de hoy es otra botella y otra tentación bebible:



Esto es un homenaje a la botella de anís del Mono. Al continente y al contenido. A lo que representa. Y a todos los que estos días empiezan a sentir que el Mono, como El Almendro, el Calvo de la Loteria y las muñecas de Famosa (aunque cada vez se prodiguen menos) vuelven a casa por Navidad. Y no son tópicos, ya son clásicos que forman parte de las tradiciones navideñas más arraigadas.

El anís del Mono. Su botella. Igualmente apreciada llena o vacía. Pocos recipientes tienen esta característica. La posibilidad de hacer uso de ella como acompañamiento perfecto en cánticos navideños varios la convierte en objeto de deseo y culto.¿Quién no ha "tocado" alguna vez la botella de anís del Mono?.

El diseño de la botella también tiene su historia detrás. En un viaje a París Vicente Bosch, uno de los dueños de las destilerías que producían el anís,quedó prendado de una botella de perfume que regaló a su mujer. En 1902 y tras pedir al perfumista los derechos del envase, la registraba poniendo la famosa etiqueta con el mono, que es otro de los emblemas de esta marca.

Sobre la etiqueta y el propio nombre del anís hay mucha leyenda urbana. Una de ellas sostiene que el mono era la mascota de la fábrica. Un mono llegado de América donde los dueños de la destilería tenían negocios. La gente se acercaba hasta la empresa para ver sus juegos y pronto se la conoció popularmente como la del "anís del mono".Las otras entroncan directamente con Darwin y la teoría de la evolución. Se dice que lo que se pretendía era publicitar la marca como la más evolucionada. Por eso aquello que se lee en la etiqueta:"Es el mejor. La ciencia lo dijo y yo no miento". El parecido razonable del primate de la etiqueta con Darwin para algunos es una evidencia de que los hermanos Bosch estaban en contra de la teoría de la evolución y lo que pretendían era desprestigiarlo.

La empresa nunca descuidó su imagen. En 1897, Vicente Bosch convocó el primer concurso de carteles en España para su marca, que ganó el mismísimo Ramón Casas. También fueron los primeros en colocar un luminoso publicitario en 1913, en plena Puerta del Sol de Madrid.



Hasta Coppola ha sucumbido a los encantos de esta pócima secreta y repartió anís del mono a Corleone y familia en El Padrino. Nada más digestivo después de una comida a base de pasta italiana. Café y Anís del mono. Drink me, drink me...

Hoy sería capaz hasta de hacer una oda a la matalahúva. Me invade el espíritu de la Navidad...y no pienso cambiar de estado...Tengo muchas ganas de tocar la botella de anís con el mango de la cuchara de la cubertería de lujo, esa que se saca el día de Nochebuena...fum,fum,fum. Para ir matando el gusanillo esta noche me voy de zambomba, una de las formas más típicas de celebrar en Jerez la llegada de la Navidad. Pero de las zambombas os tengo que hablar otro día largo y tendido. Brindaré por vosotros con mi copita de anís y si me dejan tocaré la botella. Ahora arriba, ahora abajo, ahora arriba, ahora abajo...